La Casa de los Sueños VI -- (Ellos Con Nosotros & Nosotros Con Ellos)

Todo era muy extraño después de esa macabra función, muchas cosas comenzaron a suceder por aquellos días, pero aparte de las visitas mas frecuentes un día sucedió algo mas especial,

Aquel día muy temprano en la mañana la moto blanca llego a nuestra puerta, la niña descendió y se quito aquella extraña cubierta que protegía su cabeza, abrió nuestra puerta y el chico que la acompañaba, puso la moto con delicadeza y lentitud a un lado de la puerta, tratando de ocultarla de quienes pasaban por la carretera, nuestra niña se paro justo en frente de la puerta y miraba hacia nosotros con una ilusión mas grande que su pequeño cuerpo, el chico se acerco a ella, y rodeo su pequeño cuerpo entre los brazos de él. Y los dos nos miraban con ilusión, entonces ella se giro frente a él, y él acerco sus labios a los de ella, e hizo aquello que hacen las parejas cuando se aman... un sentimiento que nosotros no conocemos, la abrazo con fuerza contra su pecho y no separaba su boca de la de ella, parecía que la asfixiaba.

Y luego de ese largo abrazo, se separaron y miraron nuestra puerta, la niña saco de su bolsillo una hoja de papel blanco de ese que extraen de nuestra corteza, la desdoblo en ella había un dibujo un esbozo, algo que no podíamos distinguir bien. El chico sonreía y la miraba con ternura, beso su mejilla y se aparto de ella, entonces nos dimos cuenta que ellos estaban hablado, y sus voces parecían cantarnos cosas que no entendíamos, tomaron dos maletas de la moto y caminaban entre nosotros cantando, o eso pensábamos, él le señalaba cosas a ella y ella hacia lo mismo, pronto llegaron a nuestro cementerio, y seguían hablando o cantando y nosotros solo podíamos enternecernos mirándolos. Descargaron las maletas en el piso y sacaron muchas cosas de ellas, extendieron una manta, e hicieron un pequeño refugio de tela, colocaron todas sus cosas en la manta, el hombre se retiro y se perdió entre nosotros, recogiendo nuestras ramas secas y luego de ordenar un par de cosas sobre la manta nuestra niña hizo lo mismo, pero ella se acercaba al santuario y cuando vio al pequeño, soltó todas las ramas que tenia en sus manos y se acerco a acariciar sus hojas, estaba fascinada con él, desde la ultima vez él había crecido, y ella estaba admirada, parecía agradecernos, nos miraba y los ojos le brillaban.

De repente a lo lejos se escucho la voz del chico, ella recogió las ramas con rapidez y corrió en medio de nosotros hasta llegar a él, él le mostró algo en una pantalla pequeña, y salio hacia la puerta dejándola sola en medio de nosotros, podíamos observarla a nuestro antojo, ella junto todas las ramitas en un montonsito y luego con paciencia las clasificaba y las ordenaba en una pequeña pila, recordamos la forma de la pila, hacia mucho que los antiguos hombres hacían esas pilas de madera y luego les prendían fuego para calentarse, eso era lo que decían los animales, pero ella lo hacia diferente, el chico había traído dos bloques de esos de con los que hacen las casas, y algunas piedras, ademas las ramas estaba apiladas sobre una lamina de metal, esos materiales inertes que los hombres aprendieron a extraer de nuestra tierra, las piedras y los bloques rodeaban las ramas y pisaban el metal para mantenerlo fijo en el lugar, y mientras ella hacia aquella labor la puerta se abrió y sentimos muchas pisadas en la portada, dirigimos muestras miradas allí y vimos tres hombres.

Sus rostros sonreían, saludaban al chico, ellos nos miraban y por alguna extraña razón se admiraban al mirarnos, caminaron por la grama mientras conversaban, ellos no cantaban, y tampoco podíamos entender lo que decían. Cada uno de ellos cargaba sobre su espalda esas prendas que guardan en su interior infinidad de cosas, y parecían estar bastante cargados, temíamos por el contenido de ellos, pero nos calmaba ver a nuestra niña haciendo ese pequeño montón de ramas secas, sabíamos que ella nos cuidaría. Cuando los chicos se acercaron al lugar donde nuestra niña estaba, inmediatamente gritaron y ella se levanto corriendo y los saludo con mucha alegría uno a uno. Ellos soltaron sus maletas de espalda en el piso y comenzaron a sacar cosas de su interior, grandes pedazos de tela y otras cosas, algunas muy extrañas, otras las hemos visto ocasionalmente. y mientras ellos hacían mil cosas el pequeño nos decía:

-"Se quedaran con nosotros".

¿Que significaba eso?... no lo sabíamos, pero el pequeño era él mas feliz, se mecía constantemente en intentaba silbar con sus pequeñas hojas. Cuando menos lo pensamos, ellos ya tenían casas de tela armadas en medio del cementerio y usaron el cuerpo de nuestro hermano para sentarse y recostar sus cuerpos, nos invadía un suave y delicado calor que salia del ... fuego... FUEGO!!! FUEGO!!!! ¡había fuego en medio de nosotros!
Pero no nos quemaba, sentíamos el calor, pero no nos hacia daño.

Observábamos como todos conversaban y compartían comida y reían a carcajadas, a veces nuestra niña se recostaba en el pecho del chico que la acompañaba, él la abrazaba con ternura y le acariciaba la cabeza y la espalda, ocasionalmente acercaba su rostro a ella y entrecerraba sus ojos, seguramente eso es lo que los hombres llaman amor, en medio de nosotros cientos de parejas han encontrado refugio y abrigo para sus cuerpos, y los hemos visto entregarse mutuamente, tocarse, dormir entrelazados, incluso asfixiarse sin matarse. Hemos visto muchas cosas, pero ahora los veíamos a ellos.

Justo antes de llegar la noche, cuando el sol estaba cayendo, vimos las luces de un vehículo girar justo en nuestra puerta, alguien... una chica pequeña descendido del vehículo, su cabello era de un muy extraño color, y comenzó usar esos aparatos que se ponen en los oídos. Notamos que había alguien mas en el vehículo, era un hombre, parecía impaciente, pero permanecía en silencio en el vehículo. Pronto vimos que nuestra niña se levanto del piso y corrió a la puerta, saludo con mucho cariño a la chica de extraño cabello, abrió la puerta y dejo que el vehículo entrara, y con delicadeza lo ubicaron cerca de la moto, que estaba oculta en los arbustos, el chico descendió del vehículo y lo apago, saludo a nuestra niña y se puso a sacar unos bolsos de la parte de atrás del vehículo, mientras decía un par de cosas en tono fuerte y la chica de cabello extraño sonreía y hablaba sin parar a nuestra niña. Se cargaron los bolsos entre todos y caminaron hasta donde estaban los otros chicos.

Pronto comenzó a oscurecer, pero para ellos no era un problema, el fuego que no nos quemaba iluminaba todo a su alrededor, y también tenían luces de mano y sus pantallas también daban luz. Ellos hablaban sin parar, nuestra niña a veces nos miraba en la oscuridad en silencio. La oscuridad trajo consigo el frió, pero ellos solo se abrigaron con mantas y seguían conversando, parecía ser cierto... Ellos se quedarían con nosotros.

La noche seguía su curso, pero para nosotros era una noche especial, no nos cansábamos de observarlos y escucharlos, En un momento se juntaron todos en torno al fuego y ponían algo cerca al fuego que luego lo comían; uno de ellos hablaba sin parar y las caras de asombro de los demás eran indescriptibles, luego de un rato todos rieron a carcajadas y se tomaron un tiempo en calmarse y seguir hablando, en medio de la conversación, nuestra niña perdió el sentido, sus ojos estaban cerrados, pensamos lo peor, pero el chico que siempre la acompañaba, la cubrió con una manta grande y la estrecho contra su cuerpo. Y entonces nos dimos cuenta de la expresión de su rostro, estaba dormida. Luego de un rato todos los demás también cerraron sus ojos, simplemente tendidos ahí en el piso, se quedaron dormidos y nosotros comenzamos a dormitar con ellos.

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