Una flor y Una nota!

Me senté a su lado, él estaba en una banca alejado de todos, su mirada estaba perdida en el piso, y su rostro oculto ante la mirada de los demás, tenía una flor y una nota en sus manos, que yo preferí ignorar. Siempre hemos sido muy buenos amigos y me ha gustado siempre hablar con él, sabía que él me escuchaba, siempre es simple hablar con él, así que sólo me senté a su lado y comencé a hablarle...

“Me alegra mucho verte aquí hoy, te dije que un día lograría reunirlos a todos, y aquí están, me siento muy feliz de poder compartir con ustedes este pequeño logro... Intenté llamarte, siempre quise hacerlo pero nunca encontré el momento apropiado, te veías tan feliz con tu vida, que supuse que no te hacía falta; si, ya sé que no debo suponer, pero siempre terminó haciéndolo.  Me alegró mucho ver tus éxitos, tu felicidad y sobre todo verte intentando hacer del mundo un lugar mejor, ¡ay! a veces te envidio, pero soy muy feliz por ti.”

Su silencio comenzaba a asustarme, pero me arriesgue a seguir hablándole.
“Sabes, después de tanto tiempo logre algunas de las cosas que siempre quise lograr y me alegra compartirlo con quienes amo... fue muy difícil escribir las historias pero él me ha apoyado enormemente, ha sido mi editor y muchas otras cosas más. Espero que leas algunas de las historias y que me regales tu opinión, ella es muy importante para mí.
Me gustaría que me visitaras y que conocieras la familia, y que conocieras a los niños, los vas a amar, me gustaría que fueras el tío, creo que les vendría bien aprender algunas cosas de ti. ¡Oye! ¿Por qué no me cuentas de ti... o prefieres que retomemos nuestra amistad con más tiempo y seriedad? Quiero que volvamos a los viejos tiempos, aquellos en los que éramos la uña y el mugre, cuando terminábamos las oraciones y los chistes del otro. No quiero ser dramática y nostálgica pero extraño muchas cosas de nuestra amistad...”

No pude evitar suspirar... y él permanecía en silencio, sus manos mecían la flor y su mirada aun perdía en el piso... ahora ya no tenía la certeza si me estaba escuchando o no, tal vez si, pues el piso se estaba humedeciendo frente a él, espere a que hablará pero no lo hizo.... sólo se puso en pie y camino por el jardín, me pare y le seguí, ya era hora del gran momento, acomode mi vestido y mi cabello, me había arreglado como a mi esposo tanto le gustaba.

Camine tras mi mejor amigo hasta que él se detuvo en frente de la puerta de la sala, todos ya estaban reunidos. Di un paso adelante y los salude a todos. Pero nadie me respondió... mi mejor amigo paso en frente de mí puso la rosa negra sobre el féretro junto con la nota que decía: te extrañaré aún más. Y dijo en voz baja: “al fin te conseguí la rosa que tanto querías. Pero aun no era tiempo, aun no…”

Entonces vi mi foto más reciente, gigantesca, enmarcada al lado de aquel féretro, y lo vi a él, mi esposo, él siempre sacaba mis mejores fotos, ahí estaba él con sus ojos hechos un mar de lágrimas y los niños a su lado, ignorándolo todo.
Entonces entendí porque estaban todos allí y en una fracción de segundo volví al momento exacto del accidente... ya no podía hacer nada, no volvería a decirles que los amaba, nunca más.

Comentarios

Entradas populares