En El Espejo.

Siempre le han parecido fascinantes los reflejos, no importa la superficie, son en su mayoría asombrosos, y algunos fantasmagóricos, pero sin dejar de ser una copia parcial de la realidad que hay en frente de ellos. Eso era lo que ella pensaba. Su fascinación por los espejos iba más allá de una obsesión, tenía en su casa una colección de ellos, antiguos y modernos, más de los primeros, de todas las formas y tamaños, los marcos eran de diversas formas, algunos de ellos representativos de diversas culturas y épocas. Todos estaban esparcidos por todas las paredes de la casa, pero los más valiosos para ella tenían un lugar especial en el muro de la sala, de piso a techo no cabía uno más, aquellos espejos eran tan fascinantes como incontables. 
De cuando en vez recibía uno que otro de regalo de sus amigos quienes conocen de su obsesión. Pero aquella vez el regalo no tenía remitente, la caja perfectamente sellada no tenía más que su nombre y dirección en una perfecta caligrafía realizada con plumilla, “ya nadie marca las cosas así”, pensó tal vez provenía de sus familiares lejanos esos que poco conoce. Abrió la caja sin pensarlo mucho y con el cuidado suficiente pensando en cual podría ser el contenido, adentro y perfectamente preservado un espejo antiquísimo, se podía ver por el marco y por la calidad del cristal. Era un espejo de cuerpo completo que al sacarlo de la caja se veía aún más grande de lo que en realidad era. Ese era un gran regalo para ella, busco entre la caja una carta o nota, pero nada, no tenía a quien darle las gracias por tan hermoso regalo. 

Pensó todo el día donde debía acomodar aquel regalo, pero no encontró un lugar apropiado, sin embargo lo limpio y lo pulió con sus mejores paños y lo coloco frente a la mesa del comedor apoyado en la pared aun sin colgarlo. Comía y lo observaba, sin poder salir de su asombro, tendría que reacomodar todos los demás espejos y hacerle un lugar apropiado en la sala.

Mientras lo observaba noto una pequeña opacidad, la limpio pero esta no se quitaba, al contrario parecía que se hacía más grande, decidió dejarlo así y regreso a terminar su comida, cuando termino lo miro con detenimiento, la opacidad ahora tenía forma, una silueta, que se hacía más definida mientras ella más lo miraba.  Se sentó frente a él intentado adivinar que producía la opacidad o la silueta, si era un reflejo o que podría ser.  Su reflejo en el espejo era perfecto, cada detalle, de ella era exactamente igual a la realidad. Pero la silueta permanecía opaca y parecía estar sentada en la silla de al lado de ella. Miro a su lado pero nada estaba allí, volvió a mirar al espejo y entonces ahí estaba el. Un hombre elegantemente vestido se reflejaba en el espejo, ella se sobre salto y se puso en pie de un brinco. 

-“No tengas miedo, no te hare daño” -le dijo él, su cara de susto era blanca como un papel. -“veras, disfruto la compañía más que nada, y no pretendo dañarte, ¿cómo termine aquí?, no lo sé, y menos ¿cómo he llegado a la sala de tu casa?, puedo ser tu compañía si lo deseas, soy un buen conversador, he leído mucho, en mi estancia en una biblioteca deguste muchos libros, o puedo callar si tú lo deseas, o tal vez… tu sepas como ayudarme” 
-“¿Ayudar?” Pregunto ella. 
-“Si, ¿Cómo salir de aquí?”. 
-“No tengo idea” respondió ella. Que poco a poco se encontraba más calmada ante el reflejo del espejo.
 
Esa misma tarde encontró el lugar perfecto para el espejo. Una pared vacía en un extremo de la estancia que quedaba al lado del balcón, desde allí se veía toda la casa. Y pensó que al reflejo atrapado le gustaría aquel lugar. 

Durante los días siguientes el reflejo en el espejo se hizo más amigable, ella no le temía y comenzaba a disfrutar de su extraña compañía, él le enseño a bailar, a cocinar, y conversaban por largas horas sobre diversos temas y él le daba pequeñas recomendaciones antes de salir, no solo con respecto a su vestuario. 

Una tarde, mientras ella limpiaba noto una inscripción en el espejo, parecían unas instrucciones. Esa misma tarde mientras habla con el reflejo del espejo él le manifestó su deseo de estar en libertad, aunque su libertad significara morir. Pero ella ya sabía lo que debía hacer, en la noche preparo todo. 
Aquel reflejo era un fragmento del alma de un hombre ambicioso atrapado en el espejo por haber destruido con su ambición a una familia, ella supuso que ya había aprendido la lección después de estar atrapado allí por más de 300 años. Así que puso frente a él un espejo de igual tamaño encendió una luz en medio de ellos y repitió la inscripción: “El reflejo frente a tu reflejo en la infinidad de espejos te muestren la luz por la que has de salir para terminar tu condena”.
Cuando termino solo escucho las últimas palabras desde el espejo “gracias, te buscare”

En la mañana siguiente, el espejo permanecía opaco, no logro brillarlo, así que lo dejo allí por su valor y por su extraña belleza. Comenzaba a sentirse sola pues el reflejo del espejo era su compañía, y mientras su mente divagaba, sus ojos notaron un camión de mudanzas cerca de su casa, y cuando miro las personas que se bajaban, vio un hombre joven que la miraba fijamente como si la conociera de antes y le sonreía.


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