ATAQUE AL CORAZÓN

Publicado en Facebook el 13 de noviembre de 2009

Anoche estando en casa sentía mi pecho oprimido; como si tuviese algo muy pesado sobre él, no tenía la menor idea de por qué me estaba sintiendo así, y tampoco quería averiguarlo, solo deseaba acostarme y descansar. Cuando estaba en mi cama mi pecho aún se sentía muy oprimido y esa sensación aumentaba con el paso del tiempo, estaba muy mal; quería llorar, pero las lagrimas no brotaban de mis ojos, estaban secos; quería gritar, pero mi garganta no lograba hacerlo; no sabía por qué estaba así. Cerraba mis ojos y la primera sensación que tenía era la de una presencia oscura junto a mí, que se me acercaba como si quisiera hablarme, tocarme y tomarme en sus brazos, entonces un escalofrió recorría mi cuerpo, la presión en mi pecho se hacía cada vez más profunda y abría mis ojos de nuevo sin vacilar.

No podía dormir, temía que si cerraba los ojos y lograba conciliar el sueño, en la mañana tal vez no estaría viva. Pensaba que esa presencia que sentía junto a mí, era quien hacía oprimir mi corazón y que mientras dormía se apoderaría de mí hasta matarme; tenía un profundo deseo de llorar, pero no lo lograba. Entonces el aire comenzaba a faltarme, desesperadamente trataba de respirar, inhalaba profundamente el aire, pero me seguía ahogando y mi oprimido corazón palpitaba agitadamente, como intentando no dejarse vencer, no morir, y respiraba profundo tratando de sentir la vida que entraba en mis pulmones y recorría mis venas.

Intentaba luchar contra aquello que oprimía mi pecho y quería matarme, trataba de pensar en cosas bellas y agradables, pero algo seguía oprimiendo mi corazón aún con más fuerza; seguía teniendo dificultades para respirar, me ahogaba; quería llorar, intentaba gritar; pero no conseguía hacerlo. Mi cuerpo estaba muy tenso y mis músculos rígidos, trataba desesperadamente de moverme sobre la cama, no quería morir sin luchar, contra ese algo que no sabía que era y tampoco si estaba dentro o fuera de mi queriendo hacerme daño.

En un momento sentí que mi corazón se rompía en pedazos y mi alma con él, como cuando un cristal cae al piso; entonces mi respiración se dificultó aún más, me faltaba el aire, creí que moría, era mi fin. Así que cerré los ojos y comencé a sentir un frío que recorría todo mi cuerpo; tenía miedo de abrir los ojos nuevamente y los mantenía cerrados. Comencé a empuñar las manos con fuerza, como si me preparara para luchar a muerte contra algo muy superior a mí, que suponía sería muy difícil vencer. Tenía mucho miedo de lo que me pudiera pasar. De repente las lágrimas al fin brotaron de mis ojos y comencé a llorar, estas salían como ríos de ellos; entonces me sentí un poco mejor, mi cuerpo se sentía menos tenso, podía respirar mejor, pero mi pecho aún estaba oprimido. Ahora me ahogaba en mis lágrimas y llore mucho, ¿hasta qué hora? No lo sé. Me quede dormida mientras lloraba.

Hoy cuando desperté, mi almohada estaba húmeda y yo me sentía tan extraña, tan diferente. No sabía con exactitud que había pasado anoche ¿me habría vencido aquella presencia oscura?, trataba de no pensar mucho en ello, igual no lograba recordarlo muy bien. Aquella sensación de extrañeza estaba muy dentro de mí; no era yo esta mañana, pero algo en mí me decía que debía hacer mis cosas como todos los días e ir a estudiar; aunque no tuviese el suficiente animo y no me sintiera del todo bien.

Mientras hacía las cosas que habitualmente hago en la mañana, un silencio se apodero de mi; me sentía liviana, pero extraña; como si la noche anterior alguien hubiera cambiado algo en mi. Seguía en silencio como si me hubiera enmudecido, no comprendía el porqué estaba así. Y de camino a mi lugar de estudio seguía sintiéndome extraña, diferente; trataba de sentir mi corazón, pero era como si hubiese desaparecido, solo tenía un vacío en el lugar donde antes él latía; respiraba profundo, para saber si estaba viva, pero era inútil me seguía sintiendo rara, como si no estuviese viva.

De repente esa mirada, una en medio de las demás, hizo que me sintiera viva y un toque en mi brazo me lo confirmo, yo estaba viva. Pero ese rostro me recordó el dolor, la tristeza y todo lo que sentí anoche, y de pronto esas palabras: “tenemos que hablar, lo que sucedió ayer no es lo que tu te imaginas”. Esas palabras me hicieron recodar el porqué anoche me sentí así. Ayer la persona que mas amaba me traicionó, me rompió el corazón y tiro al piso todo lo que yo sentía por ella.

Entonces supe que anoche algo cambio en mí. Anoche mi corazón roto se estaba curando y esa presencia oscura me ayudo a hacerlo más fuerte. Por eso hoy soy diferente. Anoche murió el amor débil y hoy vive la fuerza de un nuevo corazón dispuesto a reiniciar.

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