DESTROZADA

No me pidas que vuelva a creer en el amor,
no me pidas fe y esperanza en lo que es para otros y no ha sido para mí,
no me pidas que crea en los hombres o en al menos la existencia de uno solo para mi,
no le ruegues a mi corazón que vuelva a latir,
porque ya todo ha muerto.




Hoy te miras frente al espejo y no reconoces el reflejo que ves en él, porque ya no eres lo que fuiste, porque lo que ves es diferente a lo que eres y a lo que los otros ven de ti.

Te miras al espejo y no reconoces lo que ves en él, porque ya no eres eso que está allí reflejado, tu propia imagen te es ajena, indiferente, y te es hasta horrorosa, el espejo se ha roto y por más que intentes recoger y pegar todos y cada uno de los trozos nunca volverá a tener esa imagen perfecta que un día reflejo, las grietas quedaran para siempre y aunque las heridas sanen las cicatrices serán eternas.

Atrás quedaron los días de una belleza que todos admiraban y que todos querían poseer, porque de ella solo quedan los recuerdos, los errores del pasado han dejado marcas imborrables en el alma, en el corazón y en la piel, en los comentarios de otros y en la mirada inquisidora de quienes acusan a un ser de su propia crueldad, de su propia maldad, que ha usado contra sí mismo, y terminas por creer que eres el monstruo que ves en los vidrios rotos y en los comentarios de quienes te han hecho daño.

Ya no sabes quién eres, porque lo que vez hoy no es lo que esperaste ser ¿dónde perdiste la ternura que antes brotaba como agua en una fuentes? En el camino olvidamos amar, querer y sentir, entonces ya solo eres un cumulo de escombros que aún están tibios porque la vida no los ha abandonado aun.

Y entonces te preguntas, si aún hay esperanza para ti. Otras cosas esperabas de la vida, otras cosas querías vivir, pero hoy ya solo quedan la ilusiones rotas, los ojos encharcados, y los sueños que no se harán realidad, la sonrisa se te ha borrado de los labios y de los ojos, en su lugar solo quedan un gesto aprendido, de esos de: “todo está bien” y una mirada perdida en los abismos de la soledad y la tristeza.

Y te miras a ti mismo como a un desconocido y tu pasado se hace presente para juzgarte y condenarte, porque ya no eres bueno, no mereces nada bueno, no mereces amor, compresión y ternura, ni siquiera el alivio de una compañía, y menos de lo que deseas. La belleza se ha perdido y el tiempo comienza a pasar factura, la vida tiene sus ciclos y no te permitirá detenerte, ya no hay lugar para la esperanza en que algo bueno llegara, porque solo te queda recoger tus escombros en silencio y desaparecer en las sombras.

Y así el cristal se haya roto solo de tu lado, necesitas que te prueben otras personas que eres bueno, bonito, valioso, que mereces amor, felicidad y cosas buenas, necesitas algo que te devuelvan la esperanza y la fe en ti, porque para ti todo ya ha terminado. No eres bueno para amar ni para ser amado. La imagen en el espejo después de tantos golpes nunca volverá a ser hermosa, después de las heridas tienes miedo de volver a salir, de volver a sentir, de volver a soñar, de volver a tener esperanza y fe en lo bonito y hermoso de la vida y el amor; y necesitas más que solo tú mismo para volver a creer en el amor, porque solo una cosa tienes clara: morirás sola en medio de los escombros de tu espejo roto.

Si bien para los otros la imagen es hermosa desde el otro lado, necesitas que te hagan creer en ella, que te prueben que es real, que eres maravilloso, porque ya no puedes verte a ti mismo.

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