La Inminente Realidad.

Cada día se hace mas palpable la realidad hacia la cual camino inminentemente, aquello que tanto he temido y que he tratado de evitar a toda cosa, pero que sin lugar a dudas sera la realidad en la cual tendré que vivir.

Le temo a la soledad mas que a nada, pero sobre todo a una soledad en particular, aquella en la que puedes estar rodeado de mil personas, pero ninguna puede acompañarte, aquella en la que cada momento constituye en si mismo un desafío, aquella soledad donde no puedes compartir nada bueno y mucho menos lo malo, aquella en la que tu corazón debe permanecer en silencio así explote en gritos o en llanto constantemente, aquella en la que le afirmas a todo el mundo que estas bien, pero sabes que por dentro no hay mas que un caos,  que estas desecha y que nada ni nadie puede hacer, ni harían, algo por ti.

Siempre fui que consciente de esta realidad y trate de asumirla y de tener paciencia, de decirme a mi misma algún día y por una razón inexplicable ya no estaríamos solas, que algún día llegaría alguien sin razón alguna y decidiría quedarse a pesar de las circunstancias. pero la realidad es que todos en algún momento se van y aquí estas diciéndote a ti misma, que tal vez alguien llegue, algún día, pero la verdad es que el problema no es quien llegue, sino yo, que a pesar de mi soledad no deseo cualquier cosa, a medias o rota, no deseo lo que sea y como sea, porque todos, como yo, merecemos amor bonito de ese que te hace pintar corazones aun cuando solo tengas carbones.

Pero la verdad es que ya no hay tiempo de mucho y por mas que me diga  a mi misma que si lo hay que puedo esperar, la verdad es que el tiempo comienza a pasar factura, la juventud y lo poco o nada de belleza que quedan son efímeros, tanto como una llama ante la lluvia.  Pronto ya no seré lo que un día fui, porque ya he comenzado a dejar de ser; he olvidado muchas cosas bellas de la vida, pero sobre todo me he perdido a mi misma, a aquella niña tierna, enamoradiza, cariñosa y soñadora.

Hoy se que si en algún momento de mi vida tuve la placidez de una compañía, aunque hubiera sido por corto tiempo, mi vida se compone de largas soledades y pequeños instantes de la compañía de un amor, que se fue y que no decidió quedase por cualquier razón, por el o por mi.  Me engaño a mi, misma soñando con lo que un día podría vivir con alguien, pero ya nada sera lo que un día quise que fuera, ya no tendré eso infantil y juvenil que un día quise tener, porque ya enfrente, asumí y compartí de otra forma esos momentos de mi vida que quise compartir con alguien de corazón,

Aprender a enfrentar la soledad no es simplemente aprender a hacer las cosas solo, ponerse pequeños retos de hacer cosas sola, son solo paños de agua tibia frente a la realidad que debo enfrentar. No le temo a la muerte, le temo a morir sola, sin alguien que me consuele y me ayude a partir, sin quien me cuide en mi dolor, sin quien cierre mis ojos y llore en mi funeral, sin a quien dejarle un legado o al menos una pequeña lección de vida. Temo que un día, mi cadáver sea encontrado por el hedor que expide con el paso de los días mientras se descompone recostado en una cama y que tenga las mantas aferradas a las manos porque no había nadie para la sujetarme la mano en aquella fatídica noche en que mi alma tuvo que partir de mi cuerpo.



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