Efímera Belleza


Aun no comprendo la absurda obsesión de las mujeres por la delgadez y la belleza; tal vez, algunas, piensen que esto es por el hecho de gozar de una delgadez genética, pero sin ahondar en esto, puedo responderlas francamente que a pesar de esto no soy bella, yo misma puedo reconocerlo e incluso otros también me lo han hecho saber de alguna manera. Siendo completamente honestos, no encajo en ningún parámetro de mujer bella. Así que claros en ese asunto, podríamos decir que este asunto llega a un punto donde hablamos más de autoestima y auto-aceptación que de belleza propiamente dicha.

¿Quién dijo que ser delgada, alta, con el cabello largo, liso y bien maquillada te hace ver bella?

Aquello es tan subjetivo que depende más de tu propia percepción que la de los demás. Y si bien cada mujer podría ser bella en sí misma cargamos con un estigma, un prototipo, de belleza social en el que pocas mujeres encajan; un parámetro que escapa completamente de todo contexto. Este en sí mismo no considera la más mínima características propia de cada raza, y sobre todo las características previamente sentadas por la genética, dejando fuera incluso lo que en cada cultura se considera belleza.

La belleza consumista es (tristemente) la regla con la que se mide a todas la mujeres, y además sufren porque ese estándar considera incluso su propia genética como algo feo. La misma forma del cuerpo transgrede este concepto, pocas lograrían estas medidas perfectas cuando estas son fijas, y sin tomar en consideración las mismas proporciones del cuerpo. Incluso la altura juega un papel determinante cuando una mujer quiere llegar a realizar sus sueños de ser modelo, actriz, presentadora, bailarina, incluso azafata u otras profesiones o trabajos para los cuales se requieren altura e inclusive belleza.

Como mujer puedo decir que ese estigma nos persigue a todas y a algunas más que a otras, y tal vez por eso sea yo una mujer diferente (o rara), pues pareciera que mis oídos están sordos a ciertos comentarios, indirectas o tendencias, sobre todo de moda. Algunos podrán decirme que soy descuidada de mi propio aspecto o que no me arreglo lo suficiente, que no me cuido o no me preocupo por mí. Pero la verdad es que tengo mi propia forma de cuidarme y quererme. Aceptaré hacer todo cuando sea necesario por mi salud, más que por vanidad.

Prefiero dormir un par de minutos más que invertirlos frente al espejo intentando ser un mejor esfuerzo de la niña bonita que no soy, prefiero comer mis dulces, golosinas y antojos a sacrificar los placeres de la comida por un cuerpo esbelto, he de reconocer que algunos de esos gustos alimenticios son un tanto dañinos para la salud, pero seamos honestos, todos los extremos son malos. 

Es innegable que el practicar deporte tiene grandes beneficios para la salud pero no negociaré el hecho de que quienes en su afán de tener un cuerpo delgado pasan horas y horas en un gimnasio intentando moldear un cuerpo que al final de la vida también se degradará por el mismo proceso natural del envejecimiento. No tengo nada en contra de quienes asisten a los gimnasios pero consideró que no gastare mi tiempo haciendo ejercicio frente a un espejo, prefiero salir a practicar algún deporte, aprender algo nuevo. Cada quien tiene sus propios gustos.

Tampoco me cabe en la cabeza como algunas mujeres invierten fortunas en tratamientos de belleza, en cirugías temporales para tener un cuerpo perfecto, pero sin importar el dinero que gasten, siempre habrán dos realidades a las que nunca podremos engañar: el paso del tiempo y la genética. Hay cientos de caso de mujeres que un día fueron hermosas y que en su afán por mantenerse perfectas se desfiguraron a tal punto que el tiempo les ha pasado factura y ya no hay dinero que pueda devolverles su juventud y belleza... 

Ojalá pudiéramos comprender que la vejez tiene su belleza y su encanto, que hay mujeres que envejecen con dignidad y con una singularidad que es admirable. La vejez no es un karma con el que debemos cargar y no nos hace feas o desagradables es una consecuencia inherente al paso del tiempo, el karma es aquella errada definición de belleza que estigmatiza a todas las mujeres jóvenes y adultas, ojala pudiéramos comprender que cada etapa de la vida tiene su belleza.


No quiero decirte que te pares frente al espejo y te digas así misma que eres bella, como si aquello te sirviera de algo (eso no lo sé) voy a pedirte que salgas a la calle y te sientas  mujer, bella, digna, y que te lo creas, los demás... sobre todo los chicos lo van a notar enseguida, siéntete segura de ti y camina altivas y bella, No olvides que quererte y aceptarte es lo primordial, lo demás son accesorios como la marca del vestido, el precio de las joyas, el maquillaje y el tiempo y el dinero invertido en el gimnasio y las cirugías.  Compra las cosas con las que se sientas cómoda, usa la ropa y el maquillaje que te haga sentir bien y has lo que te haga feliz, pero sobre todo recuerda que aparte de todo lo anterior e independientemente de ello, eres una mujer bella.

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