Al Final


Todas tus decisiones y actos presentes determinan tu futuro.... 

Se le resbaló la taza de las manos, vertió su contenido en el piso y en la caída se destruyó en pedazos, era su taza favorita. El ruido asusto al gato que huyo a su escondite, el único lugar donde se sentía seguro en toda la casa. La opresión en el pecho la paralizo por completo, perdió el equilibrio, tuvo que sostenerse como pudo del mesón, perdió el ritmo de la respiración, se ahogaba, era como un fuerte amarre que inmovilizaba su corazón, comenzaba a perder las fuerzas y el equilibrio. Como pudo se sostuvo y camino intentando llegar al teléfono, pero perdió las fuerzas unos pasos antes de llegar al teléfono y quedo tendida en el piso, la vista se le nublaba por momentos, los oídos le silbaban como aquel insoportable sonido de un micrófono abierto. 

Intentaba gritar, pero no tenía aire en los pulmones, ni para hablar, ni para vivir, el pecho estaba cada vez más apretado y su corazón era incapaz zafarse y latir con libertad, aunque nunca había latido con libertad y no propiamente por razones médicas. Y aunque lograra gritar nadie la escucharía, nadie vendría, ni hoy, ni mañana, ni en días y ella lo sabía. 

Ahora sabía cuál era su destino, siempre lo vaticino y ahora se hacía realidad. Comenzaba a llorar, era un llanto ahogado entre el silencio y sus gemidos al intentar respirar, sus ojos se llenaban de unas silenciosas lagrimas que rodaban por su rostro, era lo único que ahora podía hacer, aunque eso no servía de nada. El dolor en el pecho se intensificaba y le faltaba aún más el aire, sus ojos parecían mirar algo más allá, algo fuera de aquí. Comenzaba a irse y ella lo sabía, ella sabía que ya no había nada que hacer, y en ese irse me miro, me miró fijamente, como si supiera que yo estaba allí, como si pudiera verme. 


Pero yo no podía hacer nada por ella, aunque ella si estaba haciendo algo por mi... para mí era un mal presagio, para ella una realidad ineludible.

Su mente comenzaba a irse, estaba un poco más allá que acá, comenzaba a desligarse de su cuerpo, sentía el dolor tan lejano que ya dejaba de afectarle, su mente estaba fija en algo más... y de todos los lugares a los que podía ir, fue allí, fue con él, su mente lo anhelaba lo deseaba y aun lo amaba. 

Y mientras su cuerpo moría, su mente trascendía, yo la veía irse, su cuerpo inerte yacía en el piso, ya no respiraba, su corazón no latía, sus ojos no miraban y su alma ya no estaba allí, solo era un cuerpo. Pero nadie la encontraría sino tiempo después por el olor a putrefacción que comenzaría a desprenderse del cuerpo o por las situaciones atípicas que comenzarían a suceder. 

La verdad era que nadie la extrañaría, nadie iría a buscarla y murió como tanto temía… sola, nadie sujeto su mano mientras aquel dolor pasaba, nadie la consoló, nadie le ayudo y nadie la despidió. 


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